El día de los muertos

Hace mucho, mucho, mucho tiempo, Bella y su abuela, Mamá Alma, admiraban su huerto. Les gustaba trabajar juntas. También cultivaban girasoles y lirios, y charlaban con lagartijas y colibríes. Caminaban de la mano entre las flores y las verduras, algo que hacían con frecuencia desde que Bella era bebé. A medida que su abuela envejecía, Bella la ayudaba a caminar. «Cada año necesito más tu ayuda», decía Mamá Alma. Sentadas en su roca favorita, recordaban cómo Mamá Alma cargaba a Bella para mostrarle el sol y todo lo que crecía bajo sus poderosos rayos: árboles, cactus, maíz y flores. La mujer más anciana y sabia del pueblo, le enseñó a su nieta a cantar, contar historias y tejer. Mamá Alma está contenta de que Bella se haya convertido en la mejor curandera del pueblo, a quien todos acuden en busca de ayuda con un pájaro enfermo o un dolor de estómago. Mamá Alma le dice a su nieta que recuerde sus momentos felices juntas y que planifique un «día del recuerdo» anual, un momento especial pa